18/06/2011

camara de ecos

Siempre llega el momento
en el que tienes que volver a ponerte
tu mascara de bienestar.

La sacas del cajón,
con su sonrisa falsa
y las patillas desgastadas.

Quizá si a nadie le importa
no debería importarte a ti tampoco.

A veces es mejor
fingir delante del mundo
que gritar desesperadamente
para que todo se pierda
y se convierta en una cámara de ecos.

Todos sonrientes
con nuestras preciosas mascaras puestas,
podridos por dentro,
desesperados, solos,
pero sonrientes.

Y así el mundo podrá volver a girar de nuevo.

escuchando:

2 Comments:

Blogger  Amapola Azzul said...

Sí pero a veces no tienes mas remedio que quitarte las ma scaras, perdona pero yo estoy pasando por un proceso parecido. aunque posterior en el tiempo, y llega un momento en que ya no aguntas más.

En el punto este del que hablas es pura adaptación al ambiente, hasta que te revelas, porque ya está todo demasiado podrido por dentro, y sobre todo por fuera, en todo lo que te rodea y al final terminas cortando con todo lo que lastra.

Ahí empiezas a renacer, pero primero conlleva un proceso de desgaste.Que si no es suficientemente intenso, no le das importancia, te dejas llevar por la inercia, tu propia inercia de la adaptación al ambiente externo.

5:05 p. m.  
Blogger  Amapola Azzul said...

Uf¡¡, es duro volver a escribir aquí, pero me quedo con la última frase.

Me gusta¡¡

11:53 p. m.  

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