09/02/2009

Dias muertos.


Días oscuros y sin sentido, días largos y tristes, grises y amargos como la boca de un muerto, odio estos días en los que sin razón alguna solo puedo sentirme vacío, esos días en los que sin ningún motivo todo parece carente de color, de sentido.

Días que deseas que alguien te ate a una silla y te torture, que te rompan varias costillas, las rodillas y la cara a golpes, días en que necesitas cualquier cosa, hasta el dolor mas insufrible, simplemente para poder sentir algo, cualquier cosa, lo que sea, menos ese tremendo vació.

Días que empezarías a beber a las 9 de la mañana y no pararías hasta acabar vomitando sangre, con tardes largas, en las que el tiempo pasaría lento, contemplando el sufrimiento del mundo embutido en una gabardina negra, mirando a través del humo de un cigarrillo tras otro, sin inmutarte por nada, frió e inerte.

Días pegajosos, como el sudor húmedo de una tarde de verano imposible de aliviar, como una capa de alquitrán ardiendo en la que estas sumergido, agobiantes como un neopreno demasiado pequeño que te irrita la piel y que cuando intentas rascártelo solo consigues levantarte las costras y empeorar las cosas.

Como odio estos días, en los que casi desearías rebanarte el cuello al afeitarte, como un acto de autocompasion, para que algo cambie en esa apatía, en esa rutina, en ese vacío, en los que la única salida quizá fuese una bañera llena y una cuchilla, sonriendo, quizá así cambiasen las cosas...

Dias en los que lo único que logra calmarte es el abrazo de alguien querido, y si no puedes tenerlo, solo puedes aliviarte escribiendo las mayores barbaridades posibles, con odio, solo para poder exorcizar a los demonios, ponerlos cara a cara y escupirles el vacío con rabia.